Una anécdota sobre la portada
La razón de que haya dos portadas de Negra espalda del tiempo a modo de encabezamiento de esta entrada no es gratuita. Alfaguara editó esta novela según he podido confirmar, en tapa blanda y tal y como aparece en la imagen de la izquierda. Mi ejemplar es el de la derecha. Como se aprecia es una edición en tapa blanda pero en la que falta título, autor y sobre todo el niño que porta en brazos el hombre de la armadura. Supongo que mi ejemplar venía con algo parecido a una sobrecubierta o algo así, cosa que no pude confirmar con mi librero, el cual se declaró totalmente desconocedor de ello. Poco dispuesto a quedarme con la duda, contacté con la editorial a fin de confirmar o desmentir mi suposición, encontrándome con la callada por respuesta por su parte. De ahí que haya decidido mostrar las dos.
Unas miguitas a modo introductorio
Negra espalda del tiempo. El título de esta novela de Javier Marías produce, o al menos en mí así ha sido, una extraña sensación. Más allá de cual sea el color de su espalda, la única posibilidad de ver la espalda del tiempo sería estar muerto, pues es la única manera de que nos adelante. De lo contrario, avanzamos con nuestro tiempo presente mientras lo vamos dejando atrás de manera simultánea. Este es el nudo gordiano de esta novela, el paso del tiempo y sus efectos, distintos para cada uno. A salvo, eso sí, de quedar perpetuados como personajes de una improbable novela imperecedera.
El llamado ciclo de Oxford
Negra espalda del tiempo es la segunda novela de una terna que algunos especialistas han decidido llamar el ciclo de Oxford por la importancia que esta famosa ciudad universitaria tiene en ellas, en especial en la primera titulada Todas las almas. La novela que nos ocupa es la segunda, siendo la tercera Tu rostro mañana. Confieso que solo he leído Negra espalda del tiempo. Esto es así porque esta no es una novela que yo haya ido a buscar, sino que al contrario, de algún modo fue ella quien vino a mí. Ocurrió de manera totalmente fortuita cuando en mi librería de segunda mano habitual me disponía a coger un ejemplar de Ana María Matute y de manera involuntaria tiré el de Javier Marías. Lo ojeé, me llamó la atención la extraña portada y sin más lo añadí a mi compra. Dicho lo cual, procederé a la lectura de ambas, si no con ánimo de reseñarlas, sí de formarme una idea de conjunto.
Para muestra basta un botón
Y si ese botón es del propio autor, mejor que mejor.
«Mi intención es que ante mis dilaciones literarias cada interrupción tenga un interés en sí mismo aun a riesgo de olvidar dónde estamos. Me gustaría ser el tipo de escritor como los que me gustan a mí: que me dé igual de lo que hablen, quiero sólo que sigan hablando.”
Así es, tal como suena, en boca del propio autor, una de las principales características de Javier Marías. La capacidad de sacar al lector por momentos del meollo, del punto caliente de la narración, de ese instante en el que a punto está de pasar algo y llevarlo lejos, muy lejos por caminos y vericuetos secundarios e ignotos sin enfadarle, es más, consiguiendo casi siempre que desee que siga hablando. De lo que sea. Fiel a sus obsesiones como el tiempo, el pasado, y el no saber cuando ya no se puede hacer nada por ello, pues como él dice, los oídos no tienen párpados y ya solo queda fingir que no se sabe, deambula como un funambulista por el delgado cable de las palabras precisas.
Entrando en materia
Como ya he dicho más arriba Negra espalda del tiempo de Javier Marías, se publicó en 1998 por la editorial Alfaguara. Esa que no responde a los correos de consulta de este humilde aficionado a la literatura.
«Creo no haber confundido todavía nunca la ficción con la realidad, aunque sí las he mezclado en más de una ocasión como todo el mundo, no solo los novelistas, no solo los escritores sino cuantos han relatado algo desde que empezó nuestro conocido tiempo, y en ese periodo conocido nadie ha hecho otra cosa que contar y contar, o preparar y meditar su cuento, o maquinarlo».
Este es el primer párrafo de la novela, ni gratuito ni baladí, pues bien podría servir de resumen de la misma. La mezcla de ficción y realidad en la novela Todas las almas y la gratuita asunción por parte de personas reales de ciertos personajes de la misma, a modo de trasunto, da pie a Javier Marías a tejer lo que él en ocasiones ha llamado, su falsa novela.
¿Una falsa novela?
No seré yo quien contradiga al autor, pero creo que de falsa no tiene más que cualquier otra de sus otras novelas, sí acaso de original en cuanto a su estructura y cimentación. Me permito esta licencia porque estoy casi seguro de que nunca leerá esta reseña. Focalizada en el paso del tiempo, como en su momento el deseo de olvidar en Mañana en la batalla piensa en mí, o en la elección del no saber en Corazón tan blanco, construye un relato que aúna drama, comedia, amistad y algún que otro ajuste de cuentas que no voy a desvelar.
El viaje
Negra espalda del tiempo es un viaje en el propio tiempo, es un viaje que son muchos y todos ellos de ida y vuelta. Un viaje a su familia antes de su tiempo, un tiempo en el que Julianín, quien hubiese sido su hermano mayor de haber sobrevivido a la meningitis, no pudo superar para esperarle. Su madre prematuramente fallecida y su padre, superviviente de la represión franquista, parecen anclarle a su tiempo. Su amistad con Francisco Rico y su devoción por Juan Benet también tienen cabida en este viaje en el que por momentos parece que cualquier tiempo pasado fue mejor. Remotos autores perdidos en el tiempo y en las librerías de segunda mano, son la excusa para llevar al lector desde México a las trincheras de la Primera Guerra Mundial y correr aventuras que de otro modo jamás cabrían en esta novela. Mención especial merece la escena en la que uno de estos aventureros y literatos trata de convencer, en la fértil imaginación del autor, a Francisco Franco de que financie una guerrilla de partisanos en los Cárpatos para hostigar a los soviéticos. Pura magia.
¿Por qué es buena idea leer Negra espalda del tiempo?
Creo firmemente que Javier Marías se ha ganado el derecho a ser leído, podría decirse que de oficio, porque sí, porque en su caso la presunción de calidad es un hecho. En mi caso concreto he decir que no hubiese leído la novela de saber que formaba parte de algo así como una trilogía, aunque de involuntario alumbramiento. Soy bastante cuadriculado y me gusta seguir el orden natural de las cosas. En este caso acerté por error.
Originalidad
Como ya he insinuado más arriba, lo que Javier Marías llama falsa novela, para mí es un ejercicio de originalidad magistral. Las reacciones a una novela anterior que dan pie a tejer una nueva, llena de matices y abundante en registros tan dispares como el drama y la comedia me resulta admirable como mínimo.
Narrativa
El estilo narrativo del autor es genuino. Su voz literaria creo que es única en la literatura en español, lo cual no quiere decir que tenga que gustar a todo el mundo, de hecho conozco algunas personas que me han confesado no poder con él. En cualquier caso, a mí me gusta y con eso basta para estar aquí. El dominio de la técnica para divagar, dilatar y deambular por las palabras y devolverte después mansamente a la historia, resulta apabullante, en la segunda acepción de la RAE.
La propia historia
Un motivo más. Ni mayor ni menor que los demás es la propia historia que discurre entre las cuatrocientas páginas con naturalidad, frescura y relajada profundidad en algunos de sus pasajes. Las idas y venidas del pasado al presente, de la realidad a la ficción y vuelta a empezar sitúan al lector en cada momento en el lugar exacto en el que debe estar.
Lo que el lector puede apreender
Este punto es opcional. A gusto del consumidor. Javier Marías pone a disposición del lector, del común de los lectores se entiende, un abanico de autores, lugares, situaciones y personajes variados que a poca curiosidad que tenga, le llevará a perderse entre páginas y páginas de información tratando de discernir lo real de lo ficticio al más puro estilo del autor. Lo sé porque me ha ocurrido y lo he disfrutado.
La isla de Redonda
Resulta que Javier Marías, republicano de pro, también es rey. Paradojas de la vida. Monarca, en concreto de una isla antillana, la isla de Redonda, cuya dignidad monarcal se hereda por ironía y letra que no por solemnidad o sangre. En su caso un legado recibido y dado a conocer al vulgo tras la publicación de esta novela. Una historia entretenida y curiosa más allá del chascarrillo del rey republicano y de la que el lector encontrará cumplida información en el enlace.
Postdata
Un capricho a modo de epílogo. Ni siquiera tienen una importancia mínima en la novela pero me han parecido dignas de mención las siguientes palabras que aparecen en la primera parte de la novela, que por otra parte no está dividida en partes, así que lo mismo daría decir que casi al principio. Balanismo, estrangurria, satiriasis, nequicia, enfiteusis.
Próximamente
Os dejo el avance de la próxima resaña, en este caso una novedad editorial que sale a la venta el 31 de agosto como una de las principales novedades editoriales del otoño.
No he leído nada de Vila-Matas, solo referencias. A través de estas he llegado a la conclusión de que podría interesarme y por tanto ser reseñado en el blog, con el añadido de su novedad en las librerías y en consecuencia la ausencia de reseñas previas.
Espero no equivocarme y si lo hago, en este caso y en contra de la costumbre, lo reseñaré igualmente. Hasta la fecha solo he reseñado aquello que me ha parecido, por una causa u otra, interesante para ello, pero he llegado a la conclusión de que una lectura no del todo satisfactoria, también debe de tener cabida en el blog, de modo que a partir de ahora, así será.
Dicho lo cual, nos vemos en breve en Montevideo.