Donald Trump presidente de los Estados Unidos de América
Comienzo la redacción de esta entrada la mañana del 6 de noviembre de 2024, cuando el resultado de las elecciones presidenciales de Estados Unidos todavía no es definitivo, pero según todos los medios de comunicación, sí irreversible. Donald Trump será presidente. Volverá a ser presidente. Lo volverá a ser tras haberlo sido en el periodo 2016-2020 y lo será en el comprendido entre 2025 y 2029. Primera anomalía. Solo existe un antecedente en la historia de Estados Unidos: el de Grover Cleveland, quien desempeñó el cargo entre 1885-1889 y 1893-1897. Ya ha llovido. No dejaría de ser un dato curioso si no fuera porque el personaje en cuestión, el actual, reúne una serie de características que lo singularizan sin necesidad de recurrir a las estadísticas, y casi ninguna, salvo la tenacidad, se me antoja digna de admiración.
Antecedentes de hecho
Donald Trump llegó a la presidencia del gobierno tras ganar las elecciones presidenciales de 2016 ante Hillary Clinton, esposa de Bill Clinton, también presidente de los Estados Unidos (1993-2001). Lo hizo contra todo pronóstico, con tres millones de votos menos que su rival. Cosas de los sistemas electorales. En España, sin ir más lejos, tenemos, y sufrimos, un presidente del gobierno cuyo partido obtuvo 16 escaños menos que el partido más votado. ¿Por qué ganó aquellas elecciones Donald Trump? Según sesudos análisis del momento, la saturación de ocho años de Barak Obama y esposa, unida a la asociación de Hillary Clinton al establishment de Washington y a la deteriorada imagen de su marido tras escándalos como el de Monica Lewinsky, obraron el milagro. Vale, se puede comprar. No obstante, también ganó las elecciones diciendo cosas como:
que construirá «un muro» con México, y ha añadido que será financiado por EEUU y «reembolsado» por México, y suspenderá la inmigración “desde regiones propensas al terrorismo“.
«Me lancé a por ella como si fuera una perra, me la intenté follar, pero no lo conseguí. Ya estaba casada».
«Y cuando eres una celebridad te dejan hacer lo que quieras, puedes hacer lo que quieras. Agarrarlas por el coño. Puedes hacer de todo».
Durante su mandato se abrazó a reconocidos líderes de la paz mundial como Putin, Netanyahu o Kim Jong-Un, por poner un ejemplo no demasiado largo. Copó el Tribunal Supremo de jueces ultraconservadores y trasladó la embajada americana en Israel de Tel-Aviv a Jerusalén, un gesto cargado de simbolismo… y mala fe.
Perdió las elecciones de 2020 contra Joe Biden, una especie de zombi desnortado que transmite cualquier cosa menos seguridad y confianza, y como no le gustó el resultado, ordenó a sus acólitos tomar al asalto el Capitolio, nada más, y nada menos. Llegados a este punto, según la tradición, la historia y el sentido común, debía de ser un cadáver político, uno más. Pues no. Pero no se vayan todavía, que aún hay más. En 2024 es condenado por 34 delitos cometidos para ocultar una agresión sexual de 2006, ¡Ánimo Errejón!, que aún tienes esperanzas. Bueno, lo que no creo que tengas es dinero (tanto). Elegido candidato a las elecciones de 2024 por el partido republicano, se enfrenta a Kamala Harris, candidata por sorpresa ante la más que evidente incapacidad del presidente vigente, y… gana las elecciones de nuevo.
Hechos probados
Los hechos probados son los que son, que este individuo volverá a regir el destino del país más poderoso del mundo, lo que le hace influyente en la mayor parte del mismo. Sus políticas económicas, sus alianzas estratégicas y sus delirios mesiánicos que, no me cabe duda, habitan entre sus neuronas, tendrán un efecto en el resto del planeta. Ucrania, la OTAN, Oriente Medio, la Unión Europea… si alguna vez pensaron que las cosas podían ir mejor, deben dejar de hacerlo y ponerse en lo peor. Mucho me temo que en este segundo mandato, libre de la presión por repetir, veremos a un Donald Trump en estado puro. Al que agarra a las mujeres por el coño porque es una celebridad y se lanza a follárselas como perras, al que dice que los inmigrantes se comen las mascotas de los blancos y que todos los inmigrantes son violadores y asesinos. Este personaje es quien va a tener la llave de la paz en el mundo, de la guerra, de la economía… Pintan bastos.
Fundamentos de derecho
No los encuentro, más allá de la democracia y la estulticia de un partido demócrata que ha perdido cuatro años bajo la presidencia de un hombre cuya capacidad cognitiva, volitiva y de desenvolvimiento, en general, ha estado más que en cuestión desde el minuto uno. Pero como les parecía poco, a nadie se le ocurrió plantear una renuncia preventiva y buscar un candidato que no se limitase a balbucear durante los debates. Cuando por fin se les hizo evidente la necesidad de encontrar una alternativa convincente y capaz, no había tiempo. No tengo nada contra Kamala Harris, pero ha sido un parche improvisado incapaz de taponar una herida demasiado sangrante. Invirtiendo la frase de: «entre todos lo mataron y él solito se murió», a Donald Trump, entre todos lo reanimaron y él solito resucitó.
Fallo
Cuatro años de inquietud, intranquilidad y miedo a las locuras que se le puedan ocurrir a un personaje como Donald Trump con el poder ejecutivo, el legislativo y el judicial de su parte. Poder prácticamente absoluto para alguien cuya personalidad no invita precisamente al optimismo. He de reconocer que en su primer mandato no embarcó a su país en ninguna guerra, algo de lo que pocos presidentes pueden presumir, empezando por alguno que tiene un Nobel de la paz, pero libre de ataduras legales (morales, creo que tiene pocas) y de la presión por una imposible reelección… En fin, como se suele decir, el pueblo ha hablado, aunque lo que ha dicho, suene más a rebuzno que a otra cosa.